Tamiz
Que truena en las cadencias del alma trémula,
Tamiz
Que recorre el silbido inmortal del amor,
Así es la libertad.
Donde quede al fragor,
Del abrazo de la intensidad
Donde no hay dolor, solo sinceridad.
Herencia, que es si no la libertad, pensar, sentir, caminar
en un hilván de nubes de pasado, para nadar en la persistencia de una canción,
una cueca o un destello de esos besos ecuestres, que anidan en la mas bella
fragancia de lo eterno.
Tu boca cabalga junto a la mía, en ese río intimo que es el
ayer, que son las ansias de los astros por heredar, la mas bella música, la
melodía del sentir, la satisfacción del hacer, el eco del soñar, como quererte
y no mujer.
La poesía es un sueño, pero un sueño del otro, del que nos
sueña despierto, y el poeta es un luchador inquebrantable, un granito de sal
que pelea contra el océano de las mentiras, un océano que derrite a los débiles,
y flaquea la sinceridad de los fuertes, pero el poeta, trasciende, mas allá del
nombre mas allá del apellido, heredar la pluma de los infinitos, es poetizar la
trova eterna del regreso, la trova de los sueños…
Nunca dejen de soñar
Nunca deben que el arrope del silencio, venza.
Todos somos silencio, sinceridad, pero coraje, poesía y
humanidad.
Todos mujeres, y hombres, niños y adultos, podemos escribir
un verso mágico, un magistral destello de realidad, un verdadero himno para
sobrevivir al siglo que se desmorona, para sobrevivir a la mezquindad de las
distopias.
Yo soy humilde, solo se amar, solo se que es lo bueno de la
vida, y es llorar.
Llorar no es debilidad, es prudencia.
Por la esperanza que nos espera ya.
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